La albahaca (Ocimum basilicum) se asocia de entrada con el sabor de la cocina mediterránea, si bien es originaria de la India, donde se suele consagrar a la deidad de Vishnu y se emplea a fondo en la medicina ayurvédica, junto a la muy similar albahaca sagrada o tulsi. Fue traída a Europa por los griegos y ya en la antigua Roma se utilizaba para aliviar los gases. Es también un ingrediente insustituible de la rica cocina tailandesa y vietnamita.
- Contiene un aceite esencial rico en estragol, cineol y eugenol, flavonoides y saponósidos. Se considera digestiva, aperitiva, carminativa y antiespasmódica.
- Favorece la digestión disminuyendo los gases, la pesadez abdominal, la flatulencia y los calambres gastrointestinales. Alivia las náuseas y el mal sabor de boca.
- Como diurético actúa frente a la retención de líquidos y la oliguria.
- Suaviza la garganta en toses espasmódicas e irritativas.
- Contribuye a calmar las jaquecas, sobre todo las de origen digestivo o hepático, y los dolores espasmódicos de la menstruación.
- Se le atribuye asimismo el poder de estimular la producción de leche materna.
- Además, es ligeramente sedante y se ha empleado para calmar los nervios y la irritabilidad.
- A nivel externo se ha empleado como antiséptica, analgésica y cicatrizante sobre dolores artríticos y musculares, contracturas, heridas leves, eccemas, forúnculos y granos.
- También se ha integrado en lociones y champús para fortalecer el cabello.
- Su aceite esencial es un excelente relajante muscular y se aplica en áreas contracturadas y tensas, como cervicales, cuello, nuca o espalda. Se combina con aceite esencial de romero y aceite de almendras dulces y se aplica en masaje suave, dos veces al día.